En nuestra
sociedad, el concepto de reciclaje es relativamente nuevo
y, generalmente, lo
estamos asociando a
desechos o basuras. Si hacemos
una comparación de cómo se comporta un sistema
de producción natural
con uno diseñado
por seres humanos, nos
daremos cuenta que
éste último es
bastante imperfecto, ya que permanentemente está generando desechos que no tienen un destino feliz. En la
naturaleza, los procesos no generan desechos y podríamos decir que ésta tiene
diseñados sistemas de
reciclaje que están actuando permanentemente. En un bosque, los frutos y hojas
que caen al suelo, son rápidamente
reciclados por la acción de una serie de microorganismos, que tienen
por misión transformarlos en
humus y, de
esta forma, nuevamente el bosque tiene a su disposición
nutrientes para el desarrollo de todo su sistema.
Un sistema de
producción de bienes materiales bien diseñado y eficiente, no debería
contaminar el ambiente ni menos producir
desechos.
Si consideramos
que cualquier producto material que utilicemos
tiene su origen en algún recurso natural resulta fácil darse cuenta de
que éste es el punto clave del problema, sobre todo, de que si estamos conscientes que el ser humano es el
único animal del planeta que inventa y genera ambientes artificiales para
satisfacer sus necesidades. Una ciudad,
una calle o una casa son ambientes
artificiales. Somos el único ser que transforma, por ejemplo, el barro en ladrillo a través de un proceso de
cocción, o los silicatos en cemento, o
los árboles en madera. Debemos estar conscientes de que nuestros bienes materiales
tienen su origen
en los recursos
naturales y que
estos son
limitados.
En una sociedad en la que, permanentemente, se está
promoviendo el sobre consumo y lo que cuenta es la rentabilidad y la ganancia en
el corto plazo, no se dan las condiciones, ni los mecanismos para que sean los
propios sistemas de producción los que
se hagan cargo
de los desechos
que generan. Entonces, aparece una serie de actividades conexas para suplir la
deficiencia de diseño de
un proceso productivo determinado.
Consciente o inconscientemente, nos dejamos
llevar por la
cultura de lo desechable y tratamos de tranquilizar nuestras conciencias,
mandando ocultar o enterrar la basura que generamos, así nacen los
desprestigiados vertederos que nadie los quiere tener cerca de su casa.
Esto no sucedería si la sociedad incorporara en los sistemas
científicos, educativos, económicos
productivos, tecnológicos y
políticos, una ética
ambiental y el compromiso, que tenemos todos, con las futuras generaciones
para que puedan disfrutar y vivir en un ambiente sano.
Extracto Guía didáctica de Educación Ambiental
Corporación El Canelo de Nos
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